Tipos de bombas de aceite en motores

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Si tu auto no tuviera una bomba de aceite, el motor podría arruinarse de inmediato. Tan simple como esto. Por ello, las bombas de aceite son componentes fundamentales dentro del sistema de lubricación de un vehículo. En las siguientes líneas conoceremos la importancia de la bomba de aceite y cuáles son los tipos que podemos encontrar.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que el motor de tu auto, mientras se encuentre en funcionamiento, necesita lubricación. Pero para que esta lubricación se realice de forma correcta, se requiere una bomba de aceite. Si te preguntas por qué, en el siguiente punto resolvemos esa duda. 

¿Para qué sirve una bomba de aceite? 

Mientras el motor de tu auto se encuentra apagado, el aceite, inevitablemente, caerá hacia el cárter, lugar donde, dicho sea de paso, también se encuentra la bomba de aceite

El aceite caerá, básicamente, por el efecto de la gravedad. Es precisamente por este motivo que el sistema de lubricación requiere de una bomba de aceite. ¿Por qué? Es simple: si el aceite cae por la gravedad misma, deberá vencer estas fuerzas para poder llegar al motor nuevamente. 

La bomba de aceite, pues, se encargará de que el lubricante pueda vencer las fuerzas de gravedad cuando el auto vuelva a encenderse, pues lo succionará, para luego empujarlo a través del filtro y que empiece su recorrido por los circuitos del propulsor. 

Pero la bomba de aceite no solo succiona el aceite, sino que lo distribuye al motor de manera uniforme y con la presión y temperatura adecuadas. 

Por lo general, las bombas de aceite cuentan con cuatro partes principales: 

  • Cuerpo principal
  • Placa trasera
  • Engranajes
  • Válvula de alivio 

Este último componente es el que se encarga de que la presión del aceite sea la correcta, logrando disminuirla en caso sea excesiva. 

En líneas generales, las bombas de aceite sirven para asegurar la buena lubricación de todos los componentes del motor y, así, evitar la fricción y el deterioro de piezas. 

A pesar que todas las bombas de aceite cumplen las mismas funciones, existen tipos que dependen, principalmente, de su mecanismo de funcionamiento.

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Tipos de bombas de aceite en motores

Las bombas de aceite tienen tres tipos principales, los cuales, si bien tienen un mismo cometido, pueden variar de acuerdo a su funcionamiento. ¡Te los contamos! 

  • Bomba de lóbulo: destaca por su sistema de engranajes interno. Su rotor recibe el movimiento del árbol de levas y arrastra un anillo que gira en el mismo sentido del rotor. 
  • Bomba de engranajes: tiene dos engranajes encerrados que transforman la energía de rotación en energía hidráulica. Esto con el fin de desplazar el aceite. 
  • Bomba de paletas: son bombas de aceite volumétricas que están conformadas por un rotor, paletas deslizantes y una carcasa. 

Dicho esto, ¿alguna vez te has puesto a pensar cómo saber si la bomba de aceite está fallando? Ahora que conoces los tipos de bombas de aceite, es momento de conocer cuándo debes cambiarla. 

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¿Cuándo se cambia la bomba de aceite? 

Para empezar, las bombas de aceite están generalmente diseñadas para funcionar durante toda la vida útil del motor de un auto, que ronda alrededor de los 250 mil kilómetros. Sin embargo, no siempre es así. 

La vida útil de la bomba de aceite dependerá del mantenimiento que le hagas al sistema de lubricación de tu vehículo. Por ello, se recomienda que cumplas a cabalidad con los intervalos de cambio de aceite. 

Ahora, es posible detectar una bomba de aceite en mal estado a través de algunas señales, las cuales podemos identificar medianamente fácil. 

  • Se enciende el testigo de presión de aceite en el panel de instrumentos de tu auto.
  • Aumento de la temperatura del motor. 
  • Ruido en el tren de válvulas.

El primer punto es suficiente como para darle una revisada a todo el sistema de lubricación, que incluye, claro está, una observación al estado de la bomba de aceite

De todos modos, nunca está de más revisar la bomba de aceite cada vez que le realices el mantenimiento al sistema de lubricación, que, por lo general, se debería hacer una o dos veces por año (cada 5.000 o 10.000 kilómetros). 
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